La restauración de esta caja Bruguier ha sido una de las más complicadas y costosas restauraciones de una caja de pájaro autómata, que he hecho a lo largo de mi carrera profesional.
Recuerdo la primera Bruguier con la que trabajé hace más de 20 años, tenía que reconstruir el fuelle y las válvulas. Por aquel entonces apenas había información disponible sobre cajas de pájaro y mucho menos sobre micro fuelles de 6 válvulas. Fue todo un reto sacarla adelante.
Hoy en día, gracias a mi experiencia en la reparación de relojes de bolsillo y cajas de música, trabajar con este tipo de mecanismos no deja de ser para mí algo habitual.
Esta restauración supera con creces el esfuerzo y dedicación, de esa primera caja de pájaro Bruguier. El mecanismo estaba prácticamente inservible e incompleto, con numerosas piezas deterioradas, manipuladas, oxidadas o perdidas.
En primer lugar desmonte y limpie completamente el mecanismo, y luego me centré en solucionar el problema del sin fin: un piñón helicoidal de 1,5 mm de diámetro con 12 aspas que regulan la velocidad cuando gira, por la fricción de las aspas con el aire. También lleva en el casquillo una pieza de acero que bloquea este conjunto cuando termina de cantar el mecanismo.
Hubo que hacer varias pruebas debido a que se carecía de muestra y, además, la rueda de ataque tampoco estaba en perfectas condiciones.
Resultó un módulo helicoidal de 0,25mm. El problema de mecanizar este helicoide tan profundo, es que no se puede meter carga en el corte al partirse el acero al llegar a diámetros pequeños, ya que, la parte fina interior del helicoide tiene 0,30mm. La solución fue hacer el inicio del helicoide en el torno y terminarlo a mano en el torno, con piedras de óxido de aluminio, rubí sintético y zafiros, para luego templarlo y pulirlo con diamantina.
El siguiente problema era reparar el pájaro y adaptarlo a esta maquinaria y emplumarlo, ya que, este no era el original del mecanismo. El pájaro autómata que me fue entregado correspondía a otro modelo de Bruguier más primitivo, aunque con los mismos movimientos, giros de cabeza, del cuerpo, pico y cola. Lo primero fue desmontar el pájaro para hacer el pico de hueso, sacado de un molar.
Una vez terminado el pico procedemos a montar las capuchas de metal de la cabeza y cuerpo, que dan forma al pájaro, sujetas con pasadores de metal. Cortados los pasadores, y cerciorándose que las puntas de los pasadores no interfieren en el funcionamiento del mecanismo, se prueba que todos los movimientos sean ágiles, y es la hora de proceder al emplumado.
Para colocar al pájaro autómata en el mecanismo, utilicé el puente del pájaro original perdido para respetar la posición del mismo en la máquina, pero el diámetro de las piezas de uno y otro eran diferentes. Para solucionar este problema, hice dos casquillos al soporte del puente donde entra el eje del pájaro, uno en la parte superior donde apoya y gira el pájaro, y otro en la parte inferior que limita el juego del piñón y transmite el movimiento al eje del pájaro. Así se ajustó el pájaro al nuevo soporte en su misma posición.
El siguiente paso fue ajustar las tres agujas interiores del pájaro, que hacen los movimientos de cabeza, pico y cola, y alas. Estas agujas cónicas son distintas, dos de ellas son huecas, las tres van metidas una dentro de la otra. Estas van accionadas por tres levas bajo ellas, que hacen la lectura de los discos de canto, y válvula.
Hubo que hacer varias pequeñas piezas además de levas y resortes. Ajustar todo el conjunto no fue fácil, porque una vez reparado, al volver a funcionar otra vez, algunas de sus piezas originales fallaron, ya que estaban muy oxidadas y deterioradas, por lo que no aguantaron el nuevo esfuerzo llegando a romperse teniendo que ser sustituidas. Es muy normal que ocurra esto en mecanismos tan castigados por la corrosión.
El fuelle fue reconstruido completamente con piel. La flauta de émbolo fue desmontada y pulida por dentro. Una vez pulido el émbolo de acero y ajustada la flauta, es necesario hacer el sincronizado de las aperturas y cierres de válvulas, con los discos de canto, que son los que accionan las levas de las válvulas, para obtener un canto con trinos y gorgojos. También hubo que sincronizar el principio y fin del canto con todo el mecanismo, para obtener un buen canto.
Una vez el mecanismo ha sido probado por días docenas de veces, se procede al desmontaje y limpieza final, y al pulido de las piezas y tornillos, para dejarla terminada y meterlo en la caja.
Este proceso de restauración duró varios meses, y su reconstrucción fue posible por el amor profesional a este oficio y objetos, ya que económicamente este tipo de reparaciones no suelen ser muy rentables, a pesar de que el valor de esta sea alto. Con este tipo de trabajos no es posible dejar de trabajar, cuando se acaba la jornada en el taller, es muy difícil sacárselo de la cabeza sobre todo, cuando las cosas no van bien y el tiempo pasa. Se sabe cuando se empieza el trabajo, pero no cuando se acaba.